En 1999, Gran Bretaña dio con una producción infantil para conquistarlos a todos. ‘Los Teletubbies’ introdujo al mundo el fenómeno de Tinky-Winky, Dipsy, Laa-Laa y Po y con ellos, una pegadiza tonadilla que uno no podía sacarse de la cabeza sin importar la edad que tuviera.
El as bajo la manga del éxito era su producción. Habría sido muy fácil hacer a los amiguillos peludos en formato animado, pero optaron por la vía más difícil de vender del live-action. Fue sin duda la decisión adecuada, la serie consiguió una identidad inmediatamente reconocible. Desde la aspiradora a los cuatro alienígenas de colores, pasando por el verde paraje en el que vivían, todo el diseño de producción se aprovechó de lo casero y lo tangible, rodando en grandes sets a tamaño real por los que los actores podían pasear en sus trajes.


Esto también significaba otra cosa: Teletubbylandia existía de verdad, lo que sin duda no pasaba desapercibido para una legión de fans que encontraron la localización secreta donde se rodaba, una bucólica colina en una granja en Wimpstone, dentro del condado de Warwickshire, y la hicieron su particular lugar de peregrinación.
En el mejor de los casos la visita era respetuosa e implicaba poco más que una foto, pero a menudo eran personas que intentaban romper la ilusión para los demás, colándose cuando estaban grabando, molestando e intentando hacer fotos a los actores cuando aún no estaban totalmente caracterizados.
Fue en 2001 cuando finalizó la emisión de la serie, pero esto no cesó el interés en visitar lo que se había convertido en una localización icónica en Reino Unido. En algún momento después, y hartos de tanto turista y fan pesado, se tomó la decisión más extrema posible. Los propietarios de la granja hundieron la icónica colina de la serie, y en su lugar hoy se encuentra un estanque que, igualmente, sigue siendo un destino turístico. En 2015 la serie volvió, y para tener menos lío, decidieron rodar en estudio y recrear el viejo escenario con CGI.