Está claro que Christopher Nolan no sólo no conoce límites en cuanto a géneros se refiere, sino que también es capaz de brillar casi por igual en todos y cada uno de ellos. Esto incluyen los thrillers más terrenales como el de su notable remake de ‘Insomnio’, apuestas superheróicas como la trilogía del Caballero Oscuro, joyas del cine bélico moderno como ‘Dunkerque’ o biopics a la antigua usanza como ‘Oppenheimer’, cinta que le terminó consagrando con un éxito arrollador en los Oscars.
Nolan en estado puro
Pero, por encima de todos estos títulos y sus respectivas etiquetas, si hay un tipo de cine que suele asociarse al Nolan más lúcido, interesante y estimulante, ese es la ciencia ficción. Lo demostró con ‘Origen’, elevó el listón con su magnífica ‘Interstellar’ y sacó a relucir su vis más autoral, compleja y casi desquiciada —en el mejor sentido posible de la palabra— con una ‘Tenet’ que se eleva como su más grande y, si se me apura, único fracaso hasta la fecha.
Hasta la llegada de ‘Oppenheimer’, este thriller sci-fi en clave cuántica se elevó como la culminación de un estilo en el que el high-concept se retuerce hasta límites insospechados para llevarlo al extremo hasta el punto de poder catalogar el filme como un «revientacabezas». Pero, claro, jugar este tipo de cartas siempre tiene un precio a pagar, y los sacrificios hechos por el británico son más que evidentes en esta ocasión.
Para hacer todo comprensible —ya aviso que un primer y único visionado no será suficiente para «comprender», pero sí para «experimentar» el relato—, Nolan hace concesiones en lo que a desarrollo de personajes respecta y abusa de la exposición oral para que el respetable no se pierda —al menos no demasiado— en ningún momento. Lo mejor de todo es que, contra todo pronóstico, el cineasta aterriza de pie una pirueta que podría haber salido muy, pero que muy mal.
Y es que era complicado ver defenestrada una producción como esta teniendo en cuenta que su reparto cuenta con nombres como los de Robert Pattinson, Elizabeth Debicki, John David Washington o Kenneth Branagh, que la soberbia dirección de fotografía corre a cargo de Hoyte Van Hoytema, que la banda sonora sale del privilegiado cerebro de Ludwig Göransson, y que el gusto por los efectos prácticos del máximo responsable nos deja algunas de las setpieces más arrolladoras de su filmografía.
Si quieres que ‘Tenet’, que se pegó un buen batacazo pospandémico en taquilla con 365 millones de dólares recaudados en todo el mundo, te funda el cerebro mientras, al mismo tiempo, lo estimula como propias congéneres consiguen hacerlo, sólo tienes hasta el día 26 de septiembre para hacerlo desde tu cuenta de Netflix, ya que esa jornada abandonará el catálogo de la plataforma. A no ser que puedas revertir tu entropía y viajar atrás en el tiempo para pillarla otra vez en el menú, claro está.
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