Pocas figuras de la televisión actual han logrado aportarle al drama histórico un sello tan inconfundible como el de Steven Knight. El creador británico ha sabido transformar pasajes de la historia en relatos vibrantes y estilizados, desde el fenómeno mundial ‘Peaky Blinders‘ hasta propuestas más recientes como ‘Los hombres del S.A.S‘ o ‘Mil golpes‘. Y ahora le toca el turno a una de las familias más conocidas de Irlanda.
Mientras los fans de los Shelby esperan la llegada de la secuela en formato película que se estrenará próximamente en Netflix, Knight regresa con un nuevo proyecto. Se trata de ‘House of Guinness‘, una serie que combina la épica familiar, la lucha de clases y un espíritu irreverente y que la acerca tanto al drama de época como a los relatos modernos de ambición y poder.
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El legado Guinness en disputa
Ambientada en 1868, la trama comienza con la muerte de Benjamin Guinness, patriarca de la familia y fundador de la cervecería que convirtió la cerveza negra en un símbolo de Irlanda y Europa. Su partida deja un vacío no solo emocional, sino también de poder, y sus cuatro hijos deben enfrentarse a un legado que amenaza con dividirlos.
Arthur Guinness (Anthony Boyle), el primogénito, regresa a Irlanda en contra su voluntad; Edward (Louis Partridge) asume el rol de heredero con ideales progresistas; Anne (Emily Fairn) anhela un mayor reconocimiento en un mundo muy masculino y que la limita; y Benjamin (Fionn O’Shea) lucha contra sus propios excesos. Y todo se complica incluso más cuando se lee el testamento del padre, que obliga a los hermanos a gestionar juntos la cervecería, sembrando conflictos que van escalando rápidamente.
Además, a esta tensión interna se le suman otras amenazas externas. Los Fenians, un grupo político que busca la independencia irlandesa, señalan a los Guinness como símbolo de opresión y dependencia británica. Entre conspiraciones, intereses económicos y disputas familiares, se impone una pregunta central ¿puede un legado tan importante si su familia está dividida?
Acento propio


Aunque es inevitable compararla con ‘Peaky Blinders’, lo cierto es que ‘House of Guinness’ no tiene muchos problemas a la hora de encontrar su propia identidad. Knight imprime una fuerte raíz irlandesa en cada escena, desde los guiños culturales hasta los toques de estilo que refrescan el género. Y la serie también destaca por su elenco, con un Anthony Boyle que brilla como un heredero dividido entre el deber y la libertad, mientras que Emily Fairn es quien aporta algunos de los momentos más emotivos de la temporada.
Aunque también es cierto que tiene algunas irregularidades en su desarrollo, ‘House of Guinness’ consigue mantener nuestra atención gracias a la intensidad de sus conflictos familiares y a la manera en que entrelaza las tensiones políticas con los dilemas personales. El retrato de los Guinness no solo funciona como saga de poder, sino también como un reflejo de una Irlanda convulsa que busca definir su identidad en una era de plena transformación social.
Con solo ocho episodios, la primera entrega deja algunos personajes con menos desarrollo del esperado, pero esto se compensa con interpretaciones sólidas, una estética arriesgada y un ritmo que engancha desde el principio. ‘House of Guinness’ es un nuevo brindis de Steven Knight, que mezcla lo narrativo con la historia, la política y el drama familiar. Y que también deja claro que aún tiene mucho que ofrecernos.