La historia del casting de ‘El Padrino‘ tiene todos los ingredientes de una película: ambición, ego, poder y sí: la interferencia de la mafia. Lo que comenzó como una simple elección de reparto se convirtió en una anécdota en la que uno de sus principales actores primero elegido, luego despojado de su papel recuperó la plaza después de una operación de presión orquestada por un verdadero mafioso.
Al Martino era ya una figura conocida en el mundo del espectáculo y varios veían en él al vivo retrato del Johnny Fontane que narraba Mario Puzo en la novela. Fue Albert S. Ruddy, el productor, quien en un primer momento le ofreció el papel, y Martino llegó a romper compromisos de trabajo para esperar el rodaje. Sin embargo, cuando Paramount fichó a Francis Ford Coppola como director, Coppola prefirió a otro crooner (Vic Damone) para el papel, y Martino se quedó súbitamente fuera del proyecto.
La verdadera mafia intervino
La versión que Martino y varias fuentes han mantenido es que no se quedó de brazos cruzados: recurrió a su «padrino» en el sentido más literal: Russell Bufalino, un capo de la mafia con influencia en la Costa Este.
Bufalino, según testimonios y reportajes, no se dedicó a hablar con productores con educación: utilizó su peso para lanzar una campaña de noticias que cuestionaba si Coppola estaba al tanto de la decisión original de Ruddy y, en ciertos relatos, se interpretó como una presión para que Damone no se enfrentase al asunto y acabara retirándose. El efecto fue el esperado: Damone abandonó, y Martino recuperó el rol de Johnny Fontane.
Este episodio no fue un caso aislado dentro del microcosmos de la película: la propia producción mantuvo relaciones complicadas con figuras del hampa, hasta el punto de que el proyecto navegó entre favores, amenazas y pactos discretos para poder filmar sin que se torciera todo.
Varios periodistas han documentado cómo hombres de la mafia se pasearon en el entorno del rodaje y de la industria, creando una atmósfera en la que el arte y la realidad criminal se influyeron mutuamente. Que una película sobre la mafia haya necesitado lidiar con mafiosos reales es, para muchos, una ironía que revela lo enredada que estuvo la producción.
La historia de Al Martino y ‘El Padino’ es uno de esos episodios en los que el mito y la realidad se dan la mano, porque la película que mejor retrató la influencia de la mafia en la cultura estadounidense acabó siendo, irónicamente, tocada por la propia mano de la mafia.
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