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Valoración

Una goma de borrar. Un cómic que se deshace. Un dibujante desilusionado. Y un dinosaurio que se lanza a una aventura multidimensional por viñetas y estilos visuales en busca de sus padres desaparecidos. Diplodocus, la nueva cinta de animación polaca dirigida por Wojtek Wawszczyk, aterriza en cines este 28 de marzo con una propuesta tan peculiar como irregular. Una de esas películas que empiezas viendo con una ceja arqueada y terminas (casi) emocionado.

  • Fecha de estreno: 28 de marzo de 2025
  • Género: Animación, Aventura, Comedia
  • País: Polonia
  • Año: 2024
  • Duración: 93 min
  • Dirección: Wojtek Wawszczyk
  • Música: Mikołaj Stroiński

Diplodocus es un pequeño y curioso dinosaurio cuyos padres desaparecen en misteriosas circunstancias. Vive en un cómic dibujado por un artista infravalorado llamado Ted. Convencido por su editora de que su cómic de dinosaurios le está frenando, Ted coge una goma de borrar… Y el mundo de Diplodocus comienza a ser engullido por la «blancura».

Huyendo, Diplodocus descubre que puede teletransportarse de un cómic a otro. Por el camino, conocerá al torpe mago Hocus Pocus, al estrafalario científico Profesor Nervekowsky y a la animosa piloto Entomología. Juntos se embarcan en una gran aventura llena de criaturas fantásticas y lugares asombrosos. Pero para salvar a los padres de Diplodocus, primero deben creer en sí mismos y convencer a Ted de que haga lo mismo.

Sobre la película

Presentada en el pasado festival de Sitges, Diplodocus es una singular película familiar en la que los personajes animados se mezclan con la imagen de su propio dibujante, saltando de un lado al otro de la viñeta mientras viajan por un onírico mundo de cómics y meta animación.

Mientras trabajaban en Diplodocus , el director Wojtek Wawszczyk y el equipo de Human Film asumieron el reto de crear una película de aventuras y comedia para toda la familia. Juntos han conseguido ofrecer una calidad de animación que cabría esperar de una producción de Hollywood. «Aprendí a dibujar calcando los eternos cómics de Tadeusz Baranowski en mi papel de sándwich. Para mí, esta película es un diálogo entre mi infancia y yo, con los cómics de Tadeusz que despertaron mi guionista interior, pero también con las películas de Pixar que me formaron como director». Wojtek Wawszczyk, director y guionista de Diplodocus , director artístico de Human Film y cocreador del célebre «George el erizo» (2011).


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Crítica de ‘Diplodocus’: película de animación para toda la familia

Seré sincero, creo que el visionado al principio cuesta. Y bastante.

La animación no es precisamente su mejor carta de presentación. Alejada del pulido y la fluidez de los grandes estudios —Pixar, DreamWorks, etc.—, Diplodocus luce, de entrada, como una película de bajo presupuesto. La parte de imagen real, además, no ayuda. Resulta tosca, incluso amateur, con interpretaciones que no terminan de funcionar. Da la sensación de estar viendo un trabajo inacabado o un experimento que se le fue de las manos a su autor.

Pero entonces… algo ocurre.

Conforme avanza el metraje, y nuestro simpático dinosaurio comienza a saltar de mundo en mundo, algo se enciende. La película se abre a un universo de texturas, colores, personajes carismáticos (sí, Hocus Pocus y Entomología son puro encanto) y escenarios que recuerdan al mejor cine familiar europeo de los 2000, ese que se atrevía a ser raro, imperfecto… pero diferente.

La película, como su creador, es un viaje emocional. Wawszczyk se confiesa: esta historia nace del diálogo con su infancia, con aquellos cómics de Tadeusz Baranowski que calcaba sobre papel de sándwich. Y eso se nota. Hay algo íntimo, nostálgico y sincero en la manera en la que Diplodocus trata temas como el fracaso, el abandono de los sueños o la presión por “madurar” y dejar atrás lo que amábamos de pequeños.

Es cierto que la animación sigue sin ser impecable. Pero a medida que el protagonista conoce otros personajes, el estilo visual también evoluciona: vemos animaciones más cuidadas, con mejores acabados, como si la propia cinta ganara seguridad en sí misma. Una metáfora brillante, si lo piensas, sobre lo que quiere contarnos.

La escena inicial de la “blancura” que engulle su mundo recuerda inevitablemente a Del revés, aunque sin su sofisticación emocional ni su factura técnica. Aun así, consigue transmitir angustia y urgencia con los medios que tiene. Y no es poco.

Lo mejor de Diplodocus es su ritmo: no da tregua. La cinta es un torbellino de secuencias frenéticas que, si bien pueden resultar algo abrumadoras para los adultos, se convierten en un festín visual para los más pequeños. Colores vivos, acción constante, humor físico y ese espíritu aventurero que tanto gusta cuando tienes menos de 10 años.

¿Es para adultos? No especialmente. Y tampoco lo pretende. A diferencia de otras producciones familiares que intentan incluir chistes para papá y mamá, esta se lanza de lleno al público infantil. Y eso la hace honesta. Su tercer acto puede volverse algo repetitivo, sí. Pero ya para entonces la película ha conseguido algo importante: hacernos olvidar su arranque flojo y contagiarnos de su entusiasmo.

Diplodocus no va a cambiar la historia del cine de animación. Pero se agradece que existan películas como esta. Películas que parten de la pasión, del amor por el dibujo, por las historias, por los personajes que un día creamos y que, por mucho que intentemos borrarlos… siguen ahí.

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