Un truco casero logra reducir la acidez en la salsa de tomate y mejorar la digestión
Por Cecilia Castro/INFOBAE
La salsa de tomate es un ingrediente imprescindible en la gastronomía mundial, presente en una amplia variedad de platos. Sin embargo, su sabor ácido puede generar molestias digestivas para algunas personas, especialmente aquellas con sensibilidad estomacal o problemas de acidez. Tradicionalmente, el azúcar es la elección popular para reducir esa acidez. Sin embargo, en la actualidad, muchos buscan alternativas más saludables y efectivas.
El bicarbonato de sodio es una de estas opciones. Su capacidad de neutralizar la acidez sin alterar significativamente el sabor lo convierte en una solución natural y accesible, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
El bicarbonato de sodio se destaca por ser un producto natural y accesible que puede neutralizar la acidez de la salsa de tomate sin la necesidad de recurrir al azúcar u otros aditivos. Si bien el azúcar reduce la percepción del sabor ácido, no modifica el nivel de acidez de la salsa. El bicarbonato de sodio, en cambio, actúa directamente, neutralizándolos químicamente y logrando que el pH de la salsa se vuelva menos ácido.
Este método es beneficioso, en particular, para quienes buscan limitar su consumo de azúcar por razones de salud, como personas con diabetes o aquellas que desean evitar los efectos del azúcar en su dieta diaria. Además, a diferencia de otros ingredientes como la sal, el bicarbonato no contribuye al sodio en exceso, siempre que se utilice con moderación. Este alcalinizante permite disfrutar del sabor y frescura del tomate sin preocupaciones digestivas, lo que lo convierte en una alternativa saludable y natural para quienes necesitan una salsa de tomate menos ácida.
La acidez de los tomates se debe principalmente a su contenido de ácido cítrico y ácido málico, compuestos que le otorgan su sabor distintivo. Estos ácidos pueden resultar problemáticos para personas con sensibilidad estomacal, ya que estimulan la producción de ácido en el estómago, provocando posibles molestias digestivas o reflujo.
El bicarbonato de sodio, cuya composición química es NaHCO3, actúa como un neutralizante de ácidos. Al añadir una pequeña cantidad de bicarbonato a la salsa de tomate en cocción, se produce una reacción que convierte estos ácidos en sales y agua, lo que reduce la acidez sin modificar de forma notable el sabor de la salsa. Es importante añadirlo en pequeñas cantidades (aproximadamente 1/4 de cucharadita por cada 500 ml de salsa), ya que un exceso puede alterar el sabor.
El bicarbonato, además, mejora la digestión y evita la sensación de acidez posterior a la comida, ayudando a que la salsa sea más amigable para el estómago.
Realizar una salsa de tomate casera es sencillo y permite controlar los ingredientes para obtener un producto más saludable y menos ácido. Para preparar una salsa básica, se comienza picando 500 gramos de tomates frescos y cocinándolos a fuego lento con un poco de aceite de oliva, ajo y cebolla hasta que estén suaves y suelten sus jugos. Agregar una pizca de sal y hierbas frescas a gusto, como albahaca u orégano.
Cuando la salsa esté casi lista, añadir una pequeña cantidad de bicarbonato de sodio (aproximadamente 1/4 de cucharadita) y revolver bien. La salsa comenzará a burbujear ligeramente, lo que indica que el bicarbonato está reaccionando con los ácidos del tomate. Cocinar por unos minutos más y probar el sabor para asegurar que la acidez ha sido reducida al nivel deseado. Si es necesario, se puede agregar un poco más de bicarbonato, siempre con precaución para no sobrepasar la cantidad recomendada. Así, se obtendrá una salsa de tomate equilibrada, lista para usar en pastas, pizzas u otros platos sin provocar molestias digestivas.
Además de ser útil para reducir la acidez de la salsa de tomate, el bicarbonato de sodio tiene múltiples aplicaciones en la cocina. Uno de sus usos más conocidos es como agente leudante en la repostería. Al combinarlo con ingredientes ácidos, como yogur o jugo de limón, libera dióxido de carbono que ayuda a que los bizcochos y panes aumenten de volumen y queden esponjosos.
El bicarbonato también es efectivo para ablandar legumbres y carnes durante la cocción. Añadir una pequeña cantidad a las legumbres mientras se remojan o cocinan puede reducir el tiempo de cocción, haciendo que los granos queden más tiernos. En cuanto a las carnes, frotarlas con una mezcla de bicarbonato antes de cocinarlas ayuda a ablandarlas y a mejorar su textura, especialmente en cortes más duros.
Estos usos versátiles hacen del bicarbonato de sodio un elemento esencial en cualquier cocina, ya sea para mejorar la digestibilidad de las salsas, preparar repostería esponjosa o ablandar ingredientes difíciles.