Las ocho películas de la saga ‘Harry Potter’ fueron también una forma de ver a su reparto crecer, tanto física como interpretativamente. Esto es especialmente notorio en el trío protagonista. Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson eran totalmente desconocidos hasta que su rol los hizo famosos, o al menos, dos de ellos lo eran.
Aunque es bonito pensar que fue la propia saga mágica la que vio nacer al actor de Harry Potter, lo cierto es que Radcliffe ya se había estrenado en la pantalla un par de años antes. Lo hizo precisamente interpretando a otro mago, este uno biográfico. Estrenado en 1999, ‘David Copperfield’ era un drama que la BBC estrenó en dos partes y por todo lo alto, emitiéndose la primera el día de Navidad.
Radcliffe interpretaba aquí al mago en su versión joven. Pese a su carácter secundario su papel era sustancial y servía para ponerlo en el mapa ante toda una nación, con un spot de la época incluso dedicado por completo a su personaje. Curiosamente, en aquella producción Radcliffe ya compartío el set con otros miembro del elenco de Harry Potter, como Maggie Smith o Imelda Staunton.
Radcliffe llegaría a hacer un segundo papel antes de saltar a la fama, como hijo de Pierce Brosnan en la película ‘El sastre de Panamá’, pero este sí que sería testimonial y mucho menos relevante. Fue aquel rol del niño Copperfield lo que convenció al equipo de ‘Harry Potter y la piedra filosofal’, que por aquel entonces ya estaba inmersos en el casting.
Columbus lo tenía clarísimo, pero sus padres no tanto
Para Columbus Radcliffe era exactamente el actor que querían, el problema sería convencer a sus padres. El director de casting de la película le dijo que: «Nunca vas a conseguir contratarlo. Sus padres están en la industria. No tienen intención de que haga esto. Olvídate de él«. Fue de hecho gracias a que el productor de la película, David Heyman, se encontró con sus padres en el teatro y pudo convencerlos a que vinieran a una reunión.
Aun así no fue fácil que estuvieran a bordo con la idea. Aunque el niño actor ya había declarado su plena intención de dedicarse a la profesión, comprometerse por un proyecto de largo recorrido como este que además implicaría pasar tanto tiempo fuera del Reino Unido no convencía a sus padres. Aceptaron solo con una condición: que las dos primeras películas se rodasen en el Reino Unido.
Aquella resultó ser la decisión acertada, Radcliffe no solo era un Harry natural, sino que dotó a las dos primeras entregas de la saga de un distintivo look que no volvería a repetirse. Del trío protagonista Daniel era el único que tenía experiencia interpretativa, mientras que Emma Watson y Rupert Grint conquistaron al equipo en el casting abierto.
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