‘Carrie’ rompió con todo lo esperado en 1974. De pronto, un autor completamente desconocido de 27 años se había convertido en el nuevo genio del terror literario sobre el que toda la industria audiovisual de Estados Unidos puso los ojos. Su segunda novela no decepcionó: ‘El misterio de Salem’s Lot’ fue otro éxito de ventas y no solo uno de sus libros más recordados, sino también uno de los favoritos del propio autor.
Al público le gustó tanto, de hecho, que desde 1979 el cine y la televisión ha intentado adaptarlo como es debido. Hasta ahora había tenido tres adaptaciones televisivas (incluyendo la serie precuela ‘Chapelwaite’) y una secuela cogida con pinzas, siendo la original de Tobe Hooper la más icónica y recordada. Teniendo el recuerdo de aquella miniserie, ¿era necesario acercarse de nuevo al universo vampírico de King? ¿Podría aportar algo una nueva adaptación moderna de la novela original? La respuesta es «no». Pero.
Soy moderno, soy eterno y lo estoy pasando bien
Durante décadas, el cine ha luchado por adaptar lo mejor posible las novelas de Stephen King. A lo largo de más de una centena de versiones, a veces ha logrado darle una profundidad inusitada a simples cuentos sencillos de terror y saja-raja, y otras le ha quitado la sutileza a gigantescas novelas-río con decenas de personajes bien desarrollados. Nunca sabes lo que te vas a encontrar al enfrentarte a una adaptación del autor. Eso sí, en el caso de ‘El misterio de Salem’s Lot’, tristemente, nos acercamos más a lo segundo: una adaptación muy televisiva que solo se vuelve macarra al final (cuando se desvía de la obra original) y que no sabe qué hacer con una trama que, más allá del esbozo, ni siquiera termina de entender o desarrollar.
El gran problema de esta nueva adaptación es haber dejado que entren demasiados cocineros en la cocina, cada uno dando su opinión, hasta convertirla en una pasta que contente a todo el mundo y, al mismo tiempo, a nadie en especial. Gary Dauberman ha tenido que hacer tantos cortes que no es una película suya, sino del estudio. Y aunque desde Hollywood crean que no, se nota. Tiene sus detalles divertidos aquí y allí (esas transiciones juguetonas rozando lo delirante), pero hasta que llega el tercer acto es excesivamente catódica, poco desarrollada y asombrosamente plana.
Dauberman (guionista de las sagas ‘Annabelle’, ‘La monja’ e ‘It’) sabe perfectamente lo que tiene que hacer para lanzar una cinta decente en el terror manistream actual, pero aquí parece constantemente constreñido e incapaz de otorgar profundidad a unas tramas entremezcladas que no terminan nunca de escarbar lo suficiente en la fabulosa (le pese a quien le pese) narrativa de King. El tono setentero está visualmente conseguido, sí, pero en dos horas es imposible entrar del todo en la historia y se queda en un vistazo superficial que acaba pasándoselo bien por su propia cuenta.
No te hagas mala sangre
Esta es una película de vampiros, pero tiene cierto alma de slasher: los personajes son presentados, uno tras otro, como carnaza para los vampiros. Su personalidad se reduce tanto que muchas veces no sabemos qué pintan en las escenas, más allá de mostrar que el pueblo al completo va a irse convirtiendo poco a poco a lo largo de un segundo acto que languidece y no es capaz de mostrar la misma consistencia de su lento (pero seguro) inicio y de su fiesta final. Sí, hay detalles de dirección que dejan ver que durante un tiempo ‘El misterio de Salem’s Lot’ fue una obra muy diferente, pero, en su gran mayoría, la película resultante es un quiero y no puedo en la que incluso su guion se nota de cartón piedra.
Los diseños de los vampiros, eso sí, son fantásticos, así como los toques de humor macabro que se esparcen a lo largo de la cinta, especialmente cuando esta decide desligarse de la novela e inventarse un final visualmente estimulante (con un estupendo juego de luces y sombras). Justo en el trecho final, la cinta alza la cabeza y se dedica, por fin, a hacer que el espectador disfrute de una manera casi pendenciera: estacas reutilizables, incendios masivos, niños hiperactivos… Todo vale en veinte minutos asombrosamente delirantes que casi hacen olvidar el tedio previo.
A su favor también hay que destacar que ‘El misterio de Salem’s Lot’ no teme parecer antigua o fuera de onda: en lugar de mostrar maneras modernas y utilizar la post-ironía para luchar contra los vampiros, Dauberman se centra en la fe cristiana, el agua bendita y la cruz. De hecho, los protagonistas encuentran la solución para acabar con los chupasangres en los cómics (un encantador guiño a ‘Jóvenes ocultos’) y en la cultura popular, sin que al director le asuste mostrar crucifijos iluminados mágicamente que repelen el mal, iglesias como único lugar de salvación y curas que están en peligro cuando fallan sus creencias divinas. No diré que es refrescante, pero sí sorprendente encontrarse en 2024 con una película que no teme sumergirse en los tópicos vampíricos hasta las rodillas.
Sin embargo, la amalgama final es decepcionante. Sí, es divertida. Sí, es macarra. Pero también torpe, tosca y excesivamente simple, perdiendo cualquier conato de trascendencia que pudiera tener la obra original de Stephen King y dedicándose a recortar de manera salvaje, resumir sin poner cuidado y preocuparse más porque el espectador se quede con un buen sabor de boca in extremis que por hacer que la tensión crezca a lo largo de un metraje olvidable, casi el croquis de una película que podría -y debería- ser mucho mejor y a la que no apetece volver a echar el diente.
En Espinof | Todas las películas de terror que nos quedan por ver en 2024, más allá de ‘Alien: Romulus’ y ‘Nosferatu’
En Espinof | Las mejores películas de 2024