El precio del barril de petróleo podría ascender a 300 dólares si el conflicto entre Israel y Hamás sigue escalando en los próximos días, vaticinó el economista Leonardo Buniak.

Durante una entrevista con Vladimir Villegas, el especialista manifestó que el conflicto, aparentemente local, “en realidad tiene una escalada regional con implicaciones de las grandes potencias mundiales”.

“Como resultado de la difícil situación del Medio Oriente, la industria petrolera norteamericana ha iniciado un proceso de deslocalización, por ello se observan grandes inversiones de empresas como Chevron, Exxon Mobil y otras en naciones muy cercanas a Estados Unidos, entre ellas Venezuela”, dijo el experto.

En este sentido, comentó que “Venezuela está en el epicentro del panorama geopolítico del conflicto, porque, a pesar de estar produciendo 900 mil barriles de petróleo en estos momentos, sigue siendo una economía petrolera que, para bien o para mal, depende mucho del mercado mundial de petróleo”.

Por otro lado, mencionó que este año “Venezuela cerrará con cerca de 21 mil millones de dólares por concepto de ingresos petroleros, debido al efecto Chevron, que produce 152 mil barriles, el efecto precio; el cual ha beneficiado al país y, lo más importante, el efecto comercialización al venderle directamente al mercado norteamericano y a otros mercados formales sin descuentos”.

“Los efectos Chevron, precio y comercialización del crudo directamente con EE.UU y otros mercados formales, sin descuentos, permite prever un escenario positivo, de cara al año 2025, para Venezuela”, añadió.

También informó que la producción de crudo venezolano estará por encima del millón de barriles de petróleo para el próximo año.

A su vez, indicó que Chevron espera producir 250 mil barriles de petróleo para 2025, mediante la explotación de 30 nuevos pozos petroleros en la nación suramericana.

Asimismo, puntualizó que “la política energética de EE. UU. para Venezuela será la misma, gane quien gane las elecciones en noviembre, porque esta nación ha demostrado por mucho tiempo que su política energética no es ni demócrata ni republicana: Es bipartidista. Y esa es la realidad”.

 

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